viernes, 25 de mayo de 2012

CONTRAATAQUE


        


Hace nueve años colgué mi viejo vestir
en un placard de mi casa platense.
Quiero disfrutar el sabor de los aires
no ese amargo cigarro que nos encajan desde verdes. 
Ya voy pisando este, mi propio Soy
que no busca donde ir, ya que viene de vencer.

Digo que no me marchita el dolor
porque me nutre la muerte,
ella abona mi fuerza, más por aguante que por destino.
¿De qué sirvieron mis llantos, lamentar los despojos
de todos esos fumadores muertos?
Hoy me levanto transformado, dando este golpe sombrío.

Vos, con un motivo secreto me lanzás un ataque fiero,
son esos tentáculos grises que me devoran el aire
y yo quedo cautivo de mi amistad.
Más que mi cuerpo roés, aún me llama esa tentación enferma
que le da un gusto a carcajada
a toda noche que no beso el anzuelo.
¿Hay duda antes de encender ese arma,
tenés piedad o tu amor ya está frío?
Calmás solo tu ansia al compartir este veneno.
¡No tenés que mirar solo con amor, sino que hay que obrar!
Hay que obrar…
Yo te quiero tanto amigo y estoy dispuesto a morir,
como si fuera un pibe de Malvinas
que sabe la que viene
pero se entierra hasta las rodillas
y te aguanta en tu infierno de ojos destrozados.        

Las chimeneas fabriles marchitan nuestro mundo
y como si no sobraran colmos, te burlás siendo su modelo.
Estrechar veneno en tus manos, respirar basura que flota
es el mal que recibo sin pedirlo.
Camino esta batalla de silenciadores
y vos, rehén de un imperio, como una estrategia patética               haces un recreo para el exterminio.            

Me gusta ser el expositor de nuestra verdad nublada
porque soy un triste asistente a tu pena.     
Aunque es cierto que sos el dueño de tu hacer
y podes entre otras cosas vulnerarte
pero compartís tu padecer con quién te ama.

¡Como gritos de esta voz que hace ecos en mi espíritu,
ya disparé la aversión al fumador, que se atrincheró
para batirse desde
mi pecho que no calma!


                        MAXIMILIANO COSTA MARÍNEZ

viernes, 18 de mayo de 2012

SIN MAGIAS NI PLOMADA


                                               SIN MAGIAS NI PLOMADA
       A los obreros altruistas

No es un martillo quien junta   los clavos no unen maderas
ni una chapa      cubrió tu familia
No es el alcohol que reseca los hígados    o la caja boba    quien hipnotiza
Los cigarros no se queman sin que pitemos       y el cenicero          no se tiñó solo   
       como nuestros vasos        lo decoramos
¿La roña   salpico un zanjón               o              al derrapar      metimos la pata?

Toda ayuda que buscás fuera        está guardada            dentro tuyo
esperando y es                         la maquinaria más pesada       
  Mientras no la uses ocupa lugar           en el nivel de tu equilibrio

Fuiste vos quien agarró     martillo               clavo                  madera                      chapa
Te creció el rancho                como el cabello                        pero con maña
Cada palo oculta su historia detrás               sabés bien qué pared es fuerte
y qué rasgo inconcluso                   dejaste                            aprisionado en tu mente       

viernes, 4 de mayo de 2012

VIOLEN A LA NORMA



                                           A quienes derrochan ser


Agradezco a los exagerados
quienes están más allá de los límites
y matan al patrón.
Su vistazo cae tras la frontera de los desmoldados
por esa realidad que confina.
Perseguidos y chivados de bizarros o de locos,
protestan fuera de chalecos convenientes. 
A ellos aplaudo.
Mentiras de mierda empujadas por corbatas y ratis
(para ahogar de miedo a lo otro, lo prohibido)
son enterradas como balas en mil sienes.

La revolución de los sujetados cuestiona:
¿Que hay de innegable en esta ciudad enferma?

Son miradas frecuentes, echadas en las esquinas
chicas-trans y borrachos
que a nivel o desde el suelo
piden permiso para ser,
pero el vientre amputado vomita su rostro
asqueado de tanto veneno.
Su lucha remendará la justicia 
hasta que este mundo deje de ser.

Que sus espinas corten alambre
y anden donde quiera su estilo
sin que sus púas se paren por nada.
Locos sin cobardías. A su éxito sumo mis pliegos